viernes, 30 de octubre de 2009

Revela Banxico errata en billete conmemorativo de Bicentenario


La Dirección General de Emisión del Banco de México dio a conocer que la impresión de la frase "Sufragio Efectivo no Reelección" en el reverso del billete de 100 pesos conmemorativo tiene una errata, ya que dice "Sufragio Electivo no Reelección".

En un comunicado, el Banco Central indica que la errata tuvo su origen en el archivo de cómputo, durante el diseño de las imágenes con las cuales se forman las láminas de impresión de los billetes, en este caso, se refiere a los que se denominan fondos de billetes, que se imprimen mediante la técnica Offset.

Señala que la palabra "Efectivo" se encuentra bien escrita en el anverso del billete con letras de colores azul y rojo, con una altura menor de 0.5 milímetros, en un solo renglón, en una posición muy visible del billete.

Sin embargo, en el reverso se encuentra escrita la misma palabra con la errata mencionada con letras de color amarillo, con una altura de 0.6 milímetros, la palabra se repite varias veces, porque la frase se reproduce en forma parcial en seis renglones con una pronunciada curvatura.

Con la coloración, la posición y la geometría de las letras, la frase se distingue fácilmente en el anverso y con dificultad en el reverso, a pesar de que la primera es más chica y ocupa menos área, explica el Banxico.

Una vez que se identificó la errata, esta se reportó a la Junta de Gobierno quien decidió hacer público este error , por lo que recalca que el valor monetario, histórico y simbólico de los billetes conmemorativos de 100 pesos, no se ve afectado por este error.


Fuente: www.banxico.org.mx

martes, 6 de octubre de 2009

NUEVAS MONEDAS 10, 20 Y 50 CENTAVOS.

NUEVAS MONEDAS DE 10,20 Y 50 CENTAVOS.
10 CENTAVOS
Elementos de diseño

Tipo D
Diámetro 14 mm.
Forma Circular
Peso 1.755 gramos
Canto Llevará una ranura perimetral


Frente: Al centro, el Escudo Nacional en relieve escultórico, con la leyenda
"ESTADOS UNIDOS MEXICANOS" formando el semicírculo superior.
Reverso: En la parte central de la moneda el número diez “10” como motivo
principal y valor facial, a su derecha el símbolo de centavos “¢”,
en el campo superior al centro el año de acuñación, en el campo
inferior al centro el símbolo de la Casa de Moneda “M”, a la
derecha paralelo al marco, una estilización del Anillo del Sacrificio
de la Piedra del Sol.

Composición

Aleación de acero inoxidable integrada como sigue:
Entre 16% y 18% ( dieciséis y dieciocho por ciento) de cromo;
0.75% (setenta y cinco centésimos de punto porcentual) de níquel, máximo;
0.12% (doce centésimos de punto porcentual) de carbono, máximo;
1% (uno por ciento) de silicio, máximo;
1% (uno por ciento) de manganeso, máximo;
0.03% (tres centésimas de punto porcentual) de azufre, máximo;
0.04% (cuatro centésimas de punto porcentual) de fósforo, máximo, y
lo restante de hierro.


20 CENTAVOS

Elementos de diseño

Tipo D

Diámetro 15.3 mm.
Forma Circular
Peso 2.258 gramos
Canto Estriado discontinuo

Frente: Al centro, el Escudo Nacional en relieve escultórico, con la leyenda
"ESTADOS UNIDOS MEXICANOS" formando el semicírculo superior.
Reverso: En la parte central de la moneda el número veinte “20” como motivo
principal y valor facial, a su derecha el símbolo de centavos “¢”, en
el campo superior al centro el año de acuñación, en el campo inferior
al centro el símbolo de la Casa de Moneda “M”; a la izquierda paralelo
al marco, una estilización del Acatl, decimotercer día de la Piedra del Sol.

Composición

Aleación de acero inoxidable integrada como sigue:
Entre 16% y 18% ( dieciséis y dieciocho por ciento) de cromo;
0.75% (setenta y cinco centésimos de punto porcentual) de níquel, máximo;
0.12% (doce centésimos de punto porcentual) de carbono, máximo;
1% (uno por ciento) de silicio, máximo;
1% (uno por ciento) de manganeso, máximo;
0.03% (tres centésimas de punto porcentual) de azufre, máximo;
0.04% (cuatro centésimas de punto porcentual) de fósforo, máximo, y
lo restante de hierro.

50 CENTAVOS

Elementos de diseño

Tipo D

Diámetro 17 mm.
Forma Circular
Peso 3.103 gramos
Canto Estriado


Frente: Al centro, el Escudo Nacional en relieve escultórico, con la leyenda
"ESTADOS UNIDOS MEXICANOS" formando el semicírculo superior.
Reverso: En la parte central de la moneda el número cincuenta “50” como
motivo principal y valor facial, a su derecha el símbolo de centavos
“¢”, en el campo superior al centro el año de acuñación, en el
campo inferior al centro el símbolo de la Casa de Moneda “M” y
paralelo al marco en semicírculo, en la parte inferior una estilización
del Anillo de la Aceptación de la Piedra del Sol.

Composición
Aleación de acero inoxidable integrada como sigue:
Entre 16% y 18% ( dieciséis y dieciocho por ciento) de cromo;
0.75% (setenta y cinco centésimos de punto porcentual) de níquel, máximo;
0.12% (doce centésimos de punto porcentual) de carbono, máximo;
1% (uno por ciento) de silicio, máximo;
1% (uno por ciento) de manganeso, máximo;
0.03% (tres centésimas de punto porcentual) de azufre, máximo;
0.04% (cuatro centésimas de punto porcentual) de fósforo, máximo, y
lo restante de hierro.

NUEVO BILLETE CIEN PESOS BICENTENARIO

100 Pesos Bicentenario

Elementos de diseño
Tipo F
Tamaño 134 x 66 mm.

Anverso: Como motivo principal ostenta la imagen de una locomotora que transporta tropas revolucionarias, la cual representa el movimiento armado que inició en 1910. La locomotora está acompañada por una de las imágenes más emblemáticas de la Revolución Mexicana, como lo es la soldadera o Adelita (foto del Archivo Casasola).

Reverso: El elemento principal es un fragmento del mural titulado “Del Porfirismo a la Revolución”, también conocido como “La Revolución contra la dictadura Porfiriana”, del pintor y muralista David Alfaro Siqueiros, en el que se muestra al pueblo en armas que rodea a los líderes de la revolución triunfante. Este mural se encuentra en la Sala de la Revolución, en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec.

1. Impresión con relieve (intaglio)
2. Elemento que cambia de color
3. Textos microimpresos
4. Fondos lineales
5. Registro perfecto
6. Ventana transparente


1. Impresión con relieve (intaglio)

Le confiere a la superficie de los billetes una característica
que se puede percibir al tacto, es decir, al tocar con la yema
de los dedos, principalmente en el texto “BANCO DE MÉXICO”, en
las áreas del prócer y en el numeral denominativo inferior iz-
quierdo (superior al observarlo en forma vertical para el bi-
llete de 200 conmemorativo). En los billetes conmemorativos de
100 y 200 pesos, en la denominación con letra, en la leyenda
conmemorativa y en el número "2010". Cuando el billete está
nuevo, el relieve se puede sentir fácilmente.

2 Elemento que cambia de color
En el anverso del billete de 100 conmemorativo, la tinta que cambia
de color se encuentra en las hojas de la mazorca que se ubican en
la ventana transparente.




3. Textos microimpresos

Los textos microimpresos son palabras y/o números de tamaño pequeño,
que generalmente requieren de un lente de aumento para leerse.





4. Fondos lineales

El anverso y reverso de los billetes tienen figuras formadas por
líneas de diferentes grosores y separaciones. La impresión de éstas,
como las del resto del billete, es a base de líneas y no de puntos.
Así mismo, estas imágenes forman el colorido del billete. Para
observar mejor estos elementos de seguridad, se recomienda usar una
lupa o lente de aumento.








5. Registro perfecto

Consiste en impresiones realizadas por ambas caras del billete que,
al verse a contraluz, se complementan exactamente formando en los
billetes 100 y 200 pesos, se forma el mapa de la República Mexicana
y la rosa de los vientos. Se localiza en el extremo el lado derecho.






6. Ventana transparente

Este elemento forma parte de la impresión con relieve.
En el billete de 100 conmemorativo se observan los
granos de la mazorca de maíz.















http://www.banxico.org.mx/billetesymonedas/infogeneral/fabricActual/Billete100Conmemorativo.html

lunes, 5 de octubre de 2009

Algo sobre los Inicios de la Casa de Monedas de Mexico


Instrumentos de cambio prehispanicos.

Cuando Hernan Cortez llega a Tenochtitlan ve una ciudad organizada en lo politico y administrativo. Con ciudades del mismo tamaño que las de Sevilla y Cordoba. Plazas tan grandes como la ciudad de Salamanca. En esa epoca se mercaba con joyas de metales preciosos, de plomo de platon, cobre, estaño, piedra de hueso, conchas y plumas. Todo tipo de aves, plantas medicinales, barberos, frutas ,etc

Los pobladores de Imperio tenochca utilizaban en cacao como bebida y como moneda. El comercio se efectuaba mediante trueque; los mercaderes llevaban navajas de obsidiana, pedernales, cascabeles, agujas ,cuentas, anillos y barbotes de oro, mantas labradas tejido de hilo torcido y recibian a cambio cacao, plumas, pieles, y piedras preciosas. Ya desde ese entonces se tenia un tribitario, estos se cobraban en mantas finas, tilmas de labor culebreadas, tilma de algodon lisas, cuáyetl y huipilli, máxtli finos, esteras, pieles, cargas de chile, de algodon, gallinas , conejos, venados, sal en grano.

Se vendia el oro en granos como se sacaban de las minas, este se utilizaba como cualquier cosa que se trocaba, no se utilizaba como moneda de cambio.

En 1521 se rinde Cuahutémoc, ultimo emperador azteca y tenochtitlan cae en manos de hernan cortez.

En 1522 recibe el nombramiento de gobernador y capitan general de lo que bautizo la Nueva España.

Como Cortez requeria separar el oro de sus arcas del Quinto del Rey o Quinto Real, que era un impuesto que se impuso a la extracción de metales preciosos, principalmente el oro y la plata dentro de los territorios de lo que fue la América española. Este impuesto era cobrado por la administración colonial a través de la figura de las Cajas Reales, llegaba a manos de la monarquía
española en forma de barras de metal precioso. para transportar lo máximo posible del Quinto Real en las naves hispanas de la época, hubo piezas de arte que fueron fundidas para transformarlas en barras de oro o de plata y así facilitar su transporte. Por ello, son escasas las piezas de arte de dichos metales de las épocas Precolombinas.

Algunas de estas piezas se libraron del Quinto Real, y a la vez de la fundición, gracias al hecho de que ciertos conquistadores que se habían enriquecido en las Indias, conservaron las piezas que a su juicio fueron las más bonitas para sus residencias.

Otras piezas de oro y de plata se pueden observar hoy porque estaban enterradas en tumbas y porque fueron descubiertas posteriormente, aunque gran parte de ellas fueron presa de saqueadores locales latinoamericanos, que tradicionalmente se han mostrado tan proclives a la fundición de obras de arte en metales preciosos como los conquistadores españoles.

Dos son los cardinales vertientes que se desprenden del rico historial de la Casa de Moneda de México: primero, su carácter de organismo institucional encargado de proveer al país de instrumentos de cambio propios, de regular su emisión y de conceder, por este medio, mayor fluidez al movimiento económico; segundo, su siempre renovado aporte artístico, su capacidad para transformar el mineral en prodigiosas piezas de oro, de plata, de cobre y de bronce que, desde su cuño, constituyen un testimonio invaluable de la historia de nuestra nación. PRIMERAS CASAS DE FUNDICIÓN

Durante los turbulentos años de la conquista, la Real Cédula del 14 de septiembre de 1519 autorizaba a Hernán Cortés para aquilatar, fundir, marcar y quintar el oro labrado atesorado en grandes cantidades en la opulenta México-Tenochtilan, utilizándose para tal fin el Palacio de Axayácatl, padre de Moctezuma segundo... En el actual número 13 de la calle de Moneda, en el Centro Histórico de la ciudad de México, se hallaba en otra época uno de los palacios de Moctezuma, llamado Tlillanalco o “casa denegrida”, por tener las paredes pintadas de negro. Este era el palacio de Axayácatl, padre de Moctezuma Segundo. En 1522 Hernán Cortés lo mandó derribar y se apoderó del predio, al decir del cronista Antonio de León y Gama, gracias a la Real Cédula firmada en 1529, año en el que se hizo construir una casa. Años después, su hijo Martí­n vendió la casona al rey Felipe II, dando fin a un largo pleito por los derechos de posesión. Desde ese momento el espacio se destinó a alojar al virrey, la Real Audiencia y la primera Casa de Moneda.
De tal manera, se establecía la que puede ser considerada como la primera casa de fundición en el territorio de la Nueva España, misma que proporcionaría a los españoles -con el concurso de los hábiles y experimentados plateros de Azcapotzalco-, la práctica que más tarde les permitiría realizar mayores y más elaboradas fundiciones.

Instalado Cortés en Coyoacán, en 1521, y urgido tanto por los apremios reales como por los de su propia gente, dispuso prontamente que se instituyera una nueva Casa de Fundición en ese lugar, para lo cual habilitó una de sus habitaciones y, en presencia de tres oficiales de la corona, procedió a fundir lo que redundó en “más de ciento treinta mil castellanos -la unidad principal de la época-, cuya quinta parte fue enviada al rey de España en carácter de quinto real“.

De la segunda Casa de Fundición no salieron, naturalmente, piezas acuñadas a la usanza de las emitidas por las casas de moneda del Viejo Mundo, sino que lo hicieron bajo la forma de tejos estampados a golpes de martillo que, a causa de su rudimentaria concepción, nula o escasa semejanza guardaban con las monedas propiamente dichas, ya que difícilmente se hayaban dos cuya forma fuese la misma. Una serie de medidas destinadas a mejorar el funcionamiento de la Casa de Fundición de Coyoacán fueron se tomaron en 1522, siendo las principales el nombramiento de varios funcionarios encargados de consolidar la administración hacendaria y la creación de nuevos cargos vinculados a las tareas específicas de fundición, siendo el más importante el cargo de “veedor“ de dichas labores.

PIDEN A ESPAÑA INSTALAR UNA CASA DE MONEDA.

En 1526, el visitador Luis Ponce de León arribó a tierras mexicanas provisto de nuevos cuños para marcar apropiadamente el oro y la plata, y con la expresa encomienda de considerar la conveniencia de establecer en el país una Casa de Moneda. Múltiples debieron ser los inconvenientes que la falta de un medio de cambio estable y uniforme ocasionaba en la naciente colonia, puesto que el 5 de abril de 1528 Nuño de Guzmán, gobernador de Pánuco, recibió una orden real en el mismo sentido y todavía cuatro años más tarde, el presidente del Cabildo de México, Sebastián Ramírez de Fuenleal, reiteró la recomendación de don Juan de Salmerón sobre la conveniencia de instaurar la ya imprescindible casa de moneda. Sin embargo, tales gestiones no tuvieron resultado inmediato y, entretanto, la Casa de Fundición siguió operando en las Casas Consistoriales, a donde se había trasladado.

El motivo de la mudanza había sido doble: en primer lugar, ubicada en la Casa de Cortés (que se encontraba aposentado en el ex palacio de Axayácatl, inmediatamente después de dejar Coyoacán), la seguridad de la Casa de Fundición era intranquilizadoramente

precaria, o al menos así lo parecía al Cabildo; luego, los cabildantes preferían ejercer un control más minucioso de la actividad desarrollada en tan importante institución. Por ello, se había mandado construir un edificio que juzgaban más adecuado junto a sus propias oficinas, en el lugar que actualmente ocupa la sede del Departamento del Distrito Federal. FUNDACIÓN DE LA CASA DE MONEDA DE MÉXICO.

Finalmente, junto con la disposición de instituir un régimen virreinal en el territorio mexicano, en la persona del virrey Antonio de Mendoza, se recibió la autorización para la apertura de la tan insistentemente reclamada Casa de Moneda.

Una cédula fechada el 11 de mayo de 1535, que llevaba al calce la firma de la reina, disponía lo anterior, ordenando asimismo la instalación de casas similares en Santo Domingo, Potosí y Santa Fe, con lo que se dio formal comienzo a la prolongada vida institucional de la Casa de Moneda de nuestro país.

Mediante el pago de quinientos pesos anuales, don Antonio de Mendoza se aseguró que la primera Casa de Moneda de América contara para su funcionamiento con un local adecuado, eligiendo para tal efecto la parte trasera de las “casas viejas“ de Cortés, para ese entonces confiscadas por el diligente Consejo de Indias.


El flamante organismo se encontraba situado en el lugar en que actualmente se localiza el Nacional Monte de Piedad. Existen numerosos indicios que señalan que la primera acuñación en la Casa de Moneda de México se realizó en el año d 1536. Las primeras piezas fueron realizadas a mano y tal labor fue muy poco afortunada, tal y como lo consigna una carta enviada en 1537 por Antonio de Mendoza al Rey de España, en la cual informa que si bien los operarios trabajaron durante mucho tiempo “…obtuvieron muy efímeros resultados, pues, a pesar de su experiencia, la moneda se erraba y tenían que hacerla de nuevo una y otra vez…“.Razones similares a las esgrimidas años atrás por el Cabildo para mudar de sitio la Casa de Fundición, impulsaron a trasladar la Casa de Moneda a un lugar próximo a aquella, en los linderos del Ayuntamiento, en 1562 y hasta 1569, año en que el rey ratificó una orden anterior que había sido desatendida, en el sentido de construir instalaciones adecuadas para la casa de moneda.En esta ocasión, la prescripción de la Corona fue acatada con presteza y las obras dieron comienzo en 1570, bajo la dirección del maestro Miguel Martínez, Obrero Mayor de las Casas Reales. La nueva edificación se hallaría dentro del perímetro del actual Palacio Nacional, frente a la calle aún llamada, en nuestros días, “de la Moneda“.

Ya para entonces, la labor que desempeñaba la Casa era de vital importancia para regular el comercio y, consecuentemente, contribuir al ordenamiento de la economía colonial en México, propiedad que se iría incrementando en la misma medida en que la sociedad acrecentaba paulatinamente su grado de complejidad. ACUÑACIÓN DE MONEDAS DE ORO Y PLATA ¿Cuales eran los resultados prácticos de las labores desarrolladas en la Casa de Moneda? …cuartillas, medios reales, sencillos, reales de a dos, de a tres y de a cuatro, todas ellas piezas de plata destinadas a solucionar la falta de circúlate en la Nueva España.

Las primeras monedas eran, sin excepción, del tipo conocido como macuquino, término que define a las piezas de tosca acuñación, bordes irregulares y espesor vario. Sin embargo, no todo el metal que se acuñaba en la Casa era bien recibido por la población de la colonia.

Tal es el caso de las monedas de cobre de dos y cuatro maravedíes, acuñadas en 1542, cuyo valor era considerado tan despreciable que, a pesar de todos los esfuerzos oficiales por impedirlo, eran sistemáticamente arrojados a los canales del Lago de Texcoco, lo que obligó a su retiro de la circulación una década más tarde.

En 1679, dando cumplimiento a lo dictaminado por la Cédula real de 1675, con gran solemnidad se procedió, por primera vez en México, a la acuñación de monedas de oro, también macuquinas por sus características.

Una gran variedad de piezas numismáticas de troquelado y perfección creciente, salió de la Casa de Moneda para difundirse por sitios tan lejanos como los países del Lejano Oriente, que sostenían con México un considerable intercambio mercantil por la costa del Pacífico.